ESPAÑOL

Barra vs. mesa: ¿dónde se vive mejor la experiencia de SOM?

En SOM cada espacio tiene su propio ritmo, su propio lenguaje. Algunos prefieren la mesa: compartir, sentarse con calma, mirar el menú como quien hojea un libro de cuentos.
Otros llegan directo a la barra, donde la historia se cuenta en tiempo real, entre copas, fuego y botellas que hablan.

Entonces… ¿barra o mesa?

Te damos buenas razones para elegir cada una (o para no tener que elegir nunca).

La barra: el corazón que late fuerte

• Estás en primera fila

  Ves al mixólogo armar tu coctel como si fuera un ritual. Observas cómo se destapa una botella, cómo se sirve un pox directo desde el alambique. No hay barreras.

• Preguntar está permitido (y bien visto)

  Aquí las dudas no se juzgan. ¿No sabes qué es el pulque destilado? ¿Quieres saber por qué ese tequila huele a pan tostado? Pregunta. La barra es diálogo.

• Para quienes vienen solos… o no tanto

  La barra tiene esa magia: llegas por una copa, y terminas compartiendo historias con el de al lado.
  Es un lugar para conversar, mirar, sentir.

La mesa: ritual, calma y fuego lento

• Ideal para compartir

  Aquí llegan los tlacoyos, las tlayudas, los chamorros, los postres que se comen de a cucharadas. El ritmo es otro: se abren botellas, se sirven copas, se come con intención.

• El mejor maridaje es el tiempo

  En la mesa, el destilado te acompaña de principio a fin. Puede que empieces con un coctel y termines con una cata. Todo fluye sin prisa.

• Perfecta para grupos, parejas o sobremesas largas

  ¿Vas a celebrar algo? ¿Cita romántica? ¿Domingo en familia? La mesa abraza todas esas historias.

¿Y si no eliges?

Muchos comienzan en la barra y terminan en mesa… o al revés.
Y eso está bien.
En SOM el recorrido es libre, y cada espacio tiene algo distinto que ofrecer.

ENGLISH

Bar vs. Table: Where Does the SOM Experience Shine Best?

At SOM, every space has its own rhythm, its own story.
Some people prefer the table—sharing, taking their time, reading the menu like a storybook.
Others head straight to the bar, where the narrative unfolds live, between flames, pours, and spirits that speak.

So… bar or table?

Here are great reasons to choose each (or to never choose at all).

The Bar: Where Everything Starts

• Front-row seats

  Watch the mixologist craft your cocktail like a ritual.
  See the pox poured straight from the bottle, smell the zest, feel the fire. No filter.

• Curiosity is always welcome

  Don’t know what pulque distillate is? Wondering why that tequila smells like toasted bread? Ask.
  The bar is all about conversation.

• For solo guests… or spontaneous company

  The bar has that magic: you come for a drink, and leave with a story.
  It’s a place to connect, observe, experience.

The Table: Slow Rituals and Shared Moments

• Made for sharing

  This is where tlacoyos, tlayudas, braised meats, and spooned desserts arrive.
  Bottles open, glasses pour, and everything is intentional.

• The best pairing is time

  At the table, the spirit stays with you.
  Start with a cocktail, finish with a tasting. Everything flows at your own pace.

• Perfect for groups, dates, or long after-dinner chats

  Celebrating something? On a romantic night? Sunday with family?
  The table welcomes all of it.

What if you don’t choose?

Many start at the bar and drift to a table… or the other way around.
And that’s just right.
At SOM, your journey is yours.
Each space brings something different to the table.